tratado I
Y así me fui para mi amo, que esperándome estaba. Salimos de Salamanca, y
llegando a la puente, está a la entrada della1 un animal de piedra,
que casi tiene forma de toro, y el ciego mandome que llegase cerca del animal,
y allí puesto, me dijo: "Lázaro, llega el oído a este toro, y oirás gran
ruido dentro dél1." Yo, simplemente2 llegué,
creyendo ser ansí; y como sintió que tenía la cabeza par de3 la
piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada4 en el
diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome:
"Necio, aprende que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el
diablo", y rio mucho la burla. Paresciome que en aquel instante desperté
de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mí: "Verdad
dice este, que me cumple avivar el ojo y avisar5, pues solo soy, y
pensar cómo me sepa valer." Comenzamos nuestro camino y, en muy pocos
días, me mostró jerigonza6, y como me viese de buen ingenio, holgábase7
mucho, y decía: "Yo oro ni plata no te lo puedo dar; mas avisos8
para vivir muchos te mostraré." Y fue ansí, que, después de Dios, este me
dio la vida y, siendo ciego, me alumbró y adestró9 en la carrera de
vivir.
1 della y dél: contracciones por 'de
ella' y 'de él', respectivamente / 2 simplemente:
con simpleza o necedad / 3 par de: junto a
/ 4 calabazada: golpe en la cabeza 5 avisar:
espabilar / 6 jerigonza: jerga difícil de
entender / 7holgábase: se alegraba / 8
avisos: consejos / 9 adestró:
adiestró
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